La violencia en Líbano es inaceptable

La violencia en Líbano es inaceptable

La reciente escalada de violencia en el Líbano es inaceptable. Desde el Movimiento por la Paz -MPDL- condenamos firmemente los ataques de los actores en conflicto. No todo vale en nombre de la legítima defensa. Los bombardeos y agresiones indiscriminadas que afectan a la población civil son injustificables y la violencia ejercida por Israel en Líbano ha alcanzado niveles intolerables.

La Unión Europea y la comunidad internacional en su conjunto deben tomar medidas urgentes para frenar esta barbarie y garantizar la seguridad de la población libanesa. La Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL) ha advertido que la escalada de violencia puede traer “consecuencias devastadoras”, recordando que “los ataques contra civiles no sólo constituyen violaciones del derecho internacional, sino que podrían equivaler a crímenes de guerra”.

Es urgente aunar esfuerzos para frenar la violencia ejercida por el Estado de Israel en la región, que está causando cientos de muertes en Líbano sólo en las últimas horas, mientras que en pocos días se cumple un año de la escalada de violencia en Palestina que está causando decenas de miles de muertes, un sufrimiento insoportable y una destrucción devastadora desde el pasado mes de octubre.

En el Movimiento por la Paz trabajamos junto con organizaciones de base en Líbano desde 1999, con mujeres y personas con discapacidad refugiadas de Palestina o Siria y población libanesa. El objetivo es protegerlas frente a la violencia de género y, en especial, la violencia sexual, así como proporcionarles las condiciones necesarias para una vida digna en un país donde los servicios básicos ya son difíciles de garantizar. Ante esta situación, lanzamos una alerta urgente: esta nueva escalada de violencia impactará aún más en la vida de millones de personas ya de por sí en situación muy vulnerable.

No cesaremos de repetir que la violencia solo genera violencia en una espiral que no cesa. Como sociedades democráticas, tenemos la obligación moral y política de exigir todas las medidas diplomáticas posibles para que finalice esta violencia inaceptable. Es fundamental que la comunidad internacional actúe de inmediato para promover un proceso de paz y asegurar una estabilidad duradera en la región.

Los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario no son negociables: han de ser garantizados por todos los Estados del mundo. No podemos permitir que la indiferencia o el silencio continúen perpetuando esta crisis. La defensa de la dignidad humana y el respeto por las leyes internacionales son esenciales para construir un futuro en el que la paz y la justicia prevalezcan sobre la violencia y el conflicto.