"Vine a España porque quiero tener una vida normal"

"Vine a España porque quiero tener una vida normal"

Mohamed cruzó el Estrecho en patera. Pagó 2.000 euros por un trayecto de 5 horas en una zodiac de plástico que se rompió y llegó a la costa "fina como una manta". En lo que va de año, más de 20.000 personas han llegado a las costas españolas, de los 167.000 que lo han hecho a Europa, arriesgando su vida en el mar. Más de 3.100 no lo lograron y han perdido la vida en el Mediterráneo.


"No sé cómo llegamos. Sería el destino. No pensábamos que fuésemos a llegar", explica Mohamed. "En la patera, los primeros 5 o 10 minutos estábamos bien, todo el mundo contento, algunos chicos cantando… pero después… era de madrugada, todo negro. Teníamos miedo de verdad […] Todavía sin nada alrededor, en medio del mar, la gente empezó a llorar".

Después de muchas dificultades, que continuaron más allá de su llegada a las costas españolas, Mohamed entró en el Programa de Acogida Humanitaria del Movimiento por la Paz – MPDL en junio de 2017. El Programa cubre necesidades básicas, alojamiento y manutención, y de forma individual elabora un itinerario de inserción para fomentar su autonomía en la sociedad de acogida. El objetivo final es que puedan crear sus propias redes en las que apoyarse cuando termine su estancia, que oscila entre 3 y 18 meses prorrogables, dependiendo de las circunstancias personales.

"Soy un chico como los demás", continúa. "Vine a España porque quiero tener una vida normal, como la gente. Quiero tener familia, tener trabajo… al menos por un día sentir que soy humano, con mis derechos". Estudió Bachillerato en su país, de familia muy humilde, sentía que allí no había futuro para él. "Antes de venir estaba en una situación muy mala y quería cambiar. Prefería morir que continuar en esa situación". Aun así, admite que la decisión de venir a España fue muy difícil y nunca se imaginó haciendo él mismo ese camino. "Veía en la tele cómo la gente viajaba en las pateras. Tenía miedo. Pensaba que nunca viajaría como ellos porque no es garantía de llegar. Tienes el 50% de probabilidades de morir". Pero pasaba el tiempo y no veía futuro, y no le importó lo que pudiera ocurrir en el mar. "Si llegaba, llegaba, si no iba a llegar, moriría, me daba igual. No quería quedarme en mi país".

Ahora vive en un piso de acogida con otros 4 compañeros del programa, habla español y quiere seguir formándose para integrarse en el mercado laboral cuando le sea posible a nivel legal. "Cuando lleguen mis papeles voy a seguir en mi carrera y en mis sueños. No tengo tiempo que perder, quiero aprovechar el tiempo".

¿Lo volverías a hacer? "Pase lo que pase estoy mejor que en mi país", dice sin dudar. "No todo viene rápido. Tienes que luchar y tener un poco de paciencia".