Manuel de la Rocha Rubí: "Mi compromiso con la organización viene de largo y ahora lo canalizaré en mi nueva condición de presidente"

Manuel de la Rocha Rubí: "Mi compromiso con la organización viene de largo y ahora lo canalizaré en mi nueva condición de presidente"

El 28 de junio se celebraron la Asamblea General Anual y la Extraordinaria en las que las y los socios eligieron por unanimidad a Manuel de la Rocha Rubí como nuevo presidente de la organización. Hablamos con él sobre su visión de la organización y los retos por delante.


¿Qué te llevó a presentar tu candidatura a la presidencia del Movimiento por la Paz -MPDL-?

Llevo en el Movimiento por la Paz desde su fundación y muchos años como vicepresidente. Cuando Paquita Sauquillo me comentó hace unos meses que quería dejar de ser presidenta y que pensaba que yo podría ser candidato a sucederla, no me lo pensé sino que le dije que sí. Mi compromiso con la organización viene de largo y ahora lo canalizaré en mi nueva condición de presidente.

¿Cuál es tu visión del papel que debe asumir en la sociedad el Movimiento por la Paz?

El Movimiento por la Paz nació como movimiento pacifista, en lucha no sólo contra las guerras militarizadas, sino contra la política de bloques y la ausencia de paz. Y posteriormente fue adaptándose a las diferentes formas en que se materializa esa lucha contra el conflicto social y la desigualdad, extendiendo su trabajo a muchos sectores donde la desigualdad social se expresa de forma más dura: cooperación al desarrollo y ayuda humanitaria, personas migrantes y solicitantes de asilo, mujeres maltratadas, educación para la paz. Me siento profundamente identificado con estas tareas, que son también expresión de mi compromiso personal.

¿Qué mensaje tienes para las y los socios, voluntarios y trabajadores como nuevo presidente de la organización?

El Movimiento por la Paz goza de un prestigio y respeto dentro y fuera de nuestras fronteras que es resultado de varias causas. Por una parte, del prestigio y respeto que tiene la propia Paquita Sauquillo, que lo ha proyectado sobre la organización. Pero también, y muy fundamentalmente, por el buen hacer, el rigor profesional y la sensibilidad de sus trabajadoras y trabajadores, sin las cuales no estaríamos donde estamos. Quiero animarles a que continúen con ese espíritu y ese compromiso con las causas que son nuestra razón de ser. Dentro de sus trabajadores no puedo dejar de citar al equipo de dirección, espléndido, a los que conozco bien y con los que tengo plena confianza.

Por otro lado, el Movimiento por la Paz es una asociación cuya base está constituida por sus socias y socios, más de cuatrocientos, que son -somos- los titulares de la entidad, los que elegimos la Junta Directiva y quienes sostenemos en última instancia los fines para los que existe. Sin ellos y sin los voluntarios y voluntarias que dedican tiempo y esfuerzo, y dinero, a esta organización, seríamos otra cosa, quizás una consultora, pero no una ONG comprometida con la paz y frente a la desigualdad.

¿Qué palabras tienes para su antecesora, la nueva presidenta de honor, Francisca Sauquillo?

Soy amigo de Paquita desde hace más de cuarenta años, como lo fui de Jacobo, su marido, quien durante muchos años fue también pilar fundamental del Movimiento por la Paz. Con ella he compartido largos tiempos de lucha, de trabajo y no solo por participar en los orígenes del MPDL y formar parte de la Junta Directiva que ella presidía, sino por compartir muchos ideales y compromisos contra la injusticia social. Ella ha sido el alma de la organización, que no existiría o sería otra cosa sin su continua presencia. Va a continuar como Presidenta de Honor y seguiremos trabajando juntos, encargándose de muchas cosas, entre ellas de Solidar, coordinadora de ONG de ámbito europeo, de la que es presidenta.

¿Cuáles son tus principales objetivos como nuevo presidente del Movimiento por la Paz?

Primero proseguir las líneas de trabajo que venimos desarrollando, en cooperación al desarrollo, en acción social en sus diversos ámbitos (migración, asilo, mujeres maltratadas), sensibilización y educación para la paz, etc, consolidando aquéllas que son más recientes. Y además, continuar la presencia del Movimiento por la Paz por otros lugares de España (actualmente estamos presentes en diez Comunidades Autónomas) donde hay mucha gente que nos pide que acudamos a trabajar en nuestros ámbitos. Lo haremos, prudentemente, pero lo haremos. Y en el campo de la cooperación al desarrollo, consolidar también nuestro trabajo en los países en los que estamos y ver qué programas son posibles en otras zonas en los que las guerras, la sumisión de poblaciones y territorios por terceros países, la pobreza y la desigualdad, nos requieran. Y también, quiero decirlo claro, buscando nuevas fuentes de financiación, especialmente de la Unión Europea.

¿Cuál cree que será la evolución del Movimiento por la Paz en el futuro?

Tengo plena confianza en el presente y en el futuro del Movimiento por la Paz. Es una organización fuerte, reconocida por nuestros financiadores, respetada en el ámbito de las ONG de cooperación al desarrollo y del Tercer Sector, con un trabajo riguroso y serio, bien profesionalizado donde el rigor debe ser clave, y dinamizador y sensibilizador donde el voluntariado complementa la acción de las y los trabajadores. Conozco sus fortalezas y también sus riesgos, pequeños, y que abordaremos siguiendo la línea de buen hacer de los últimos largos años. Ya he contado cómo creo que será nuestra continuación. Pero quiero apuntar también que debemos ampliar el número de socias y socios, así como el voluntariado. Hay mucha gente comprometida que quiere dedicar parte de su tiempo al trabajo en nuestros campos de acción. Se ha hecho un gran esfuerzo en los últimos años y habrá que proseguirlo.

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