


Paliamos los daños por la ocupación el conflicto en las personas con discapacidad.
Los Territorios Ocupados Palestinos viven una situación muy complicada en la que el día a día está marcado por las escasas oportunidades económicas, el bajo nivel educativo, la falta de recursos para la infancia y la juventud, y la ocupación militar israelí. El cierre de fronteras impuesto, las restricciones a la movilidad y al paso de recursos, las demoliciones de viviendas y la construcción del muro son algunas de las claras violaciones del Derecho Internacional Humanitario que el gobierno de Israel emplea como medidas de castigo colectivo contra la población palestina.
La violencia forma parte del día a día en Palestina. Ya sea en Cisjordania o en la Franja de Gaza, los derechos de la población son permanentemente violados por el contexto de conflicto existente, y en el que la población civil palestina sufre las consecuencias de la ocupación.
En este marco, nos centramos en paliar las necesidades de las personas con discapacidad, sin duda uno de los colectivos más vulnerables.
Habla Nuestra gente
Los derechos de las mujeres en Palestina no se respetan por sistema, especialmente los derechos de las mujeres con discapacidad y los de aquellas que viven en las zonas más deprimidas. Te sientes doblemente discriminada: por mujer y por persona con discapacidad. Edificios tan esenciales como escuelas y hospitales no están adaptados, no se fomenta que nos contraten, no hay dinero para medicación…
En un contexto de conflicto armado y ocupación como el de Palestina, ya sea por los ataques a civiles, por la negación de servicios fundamentales o por las restricciones a su movilidad, las personas con discapacidad sufren constantes vulneraciones de derechos. Tratamos de concienciar a la población sobre su situación. Además, tenemos que exigir más a los responsables de la protección de derechos: Israel, la Autoridad Nacional Palestina y los organismos internacionales presentes en la zona.
A menudo, las personas con discapacidad sufren numerosas formas de rechazo. No disponen de las mismas oportunidades para acceder al sistema educativo, al mercado laboral, etc. La estigmatización social a la que son sometidas se convierte en una forma de violencia estructural. No obstante, muchas cosas han ido cambiando progresivamente gracias a los proyectos del Movimiento por la Paz y la comunidad ha adquirido conciencia de que este colectivo debe tener las mismas oportunidades que cualquier otro vecino del pueblo.