Mi hija tiene tres años y es autista. Tuvimos que huir de Siria hace más de dos años por el conflicto. Mi marido no tiene permiso de trabajo en Jordania y yo dedico todo mi tiempo al cuidado de la niña. No tenemos ingresos y subsistimos con lo que podemos desde hace algunos meses. Nos enteramos de que en el campo de refugiados de Zarqa existía un Centro de Rehabilitación. Llevamos viniendo varias semanas y estamos muy contentos porque mi hija recibe tratamiento gratuito y participa en actividades enfocadas a desarrollar su mermada interacción social. Poco a poco, empieza a responder a estímulos y está menos agresivo.