

Apoyamos ProtegemosAcompañamos a la mujer.
La desigualdad real que existe entre mujeres y hombres origina una situación de especial vulnerabilidad en la que las mujeres tienen mayor riesgo de sufrir cualquier tipo de violencia.
Apoyamos, protegemos y acompañamos a la mujer y a sus hijos e hijas dotándolas de nuevas habilidades y estrategias que les permitan afrontar y prevenir situaciones de violencia. Potenciamos sus fortalezas para fomentar su bienestar a través de una intervención integral desarrollada por un equipo interdisciplinar de profesionales.
Por un lado, a través del Centro de Acogida de Emergencia para mujeres víctimas de violencia o en riesgo de exclusión social y a sus hijos e hijas menores de edad, donde reciben apoyo en el proceso de integración social y superación de la situación de violencia sufrida garantizando su alojamiento y manutención, así como una atención social, jurídica y psicológica.
Por otro, con el Punto de Atención Integral a la Mujer en situación de vulnerabilidad social y/o víctima de violencias, un espacio de orientación y apoyo en el que cubrimos demandas de las mujeres a nivel social, jurídico, psicológico y sociolaboral. En virtud de sus necesidades ofrecemos una atención individual y/o grupal para favorecer su empoderamiento y autonomía y que puedan crear un nuevo proyecto de vida.Habla Nuestra gente
Mi expareja me humillaba constantemente, y llegué a convencerme de que yo no valía para nada. Pensaba que estaba sola, hasta que un día hablé por fin con mi madre y me dije “nunca nadie más me va a tratar mal”. He aprendido muchas cosas: que la fuerza que buscas está en ti, que no necesitas ningún hombre que te proteja, que tengo derechos. La mujer maltratada se calla en realidad porque percibe que la sociedad no quiere ayudarla de verdad.
En las sesiones hablamos, cuento cómo voy, cuáles son mis problemas y aprendo a superarlos por mí misma. Me ha ayudado a superar muchos problemas que arrastraba de la convivencia con mi expareja. Era sobre todo violencia psicológica, no había más mundo que estar al lado de él: no tenía trabajo, ni dinero, ni contrato. Me decía que no valía nada. Hasta que un día, entendí que si no me iba mi vida corría peligro, y por mi hijo, me fui.