Tenía mucho interés en colaborar en el proceso de paz en Latinoamérica. Pude vivir en primera persona el trabajo del Movimiento por la Paz en Colombia, compartir mis conocimientos y sobre todo aprender mucho de las personas de la zona, gente muy sencilla pero inspiradora. Trabajar en talleres de participación política y democrática, promover foros de debate entre candidatos, para que la población ejerza su derecho al voto de forma libre y consciente, fueron algunas de mis principales funciones. Una investigación sobre la respuesta del gobierno colombiano en la reparación a las mujeres víctimas de violencia sexual en el marco del conflicto armado me permitió conocer las historias de superación de estas mujeres. Esto me dejó el mensaje más importante de este voluntariado. Difícilmente los procesos de paz empiezan por abajo, pero es fundamental que las personas se apoderen del proceso, participen, decidan, la paz depende de todas. La gente que conocí me enseñó que debo continuar con la ilusión y la lucha por un mundo más pacífico, diverso y acogedor.