Cooperación en Mali: mujeres y jóvenes de Kayes transforman su comunidad
La República de Malí, uno de los países situados en la región de Sahel, en África Occidental, atraviesa una profunda crisis alimentaria, social, económica y de seguridad desde 2012. La presencia de grupos armados en el territorio y las tensiones separatistas constituyen fuentes de inestabilidad que viene a agravar las dificultades cotidianas de la población maliense. Como el resto de los países de la zona saheliana, Malí enfrenta ciclos alternos de sequías periódicas e intensas lluvias agravados por las consecuencias del cambio climático, que comprometen aún más la supervivencia de la población.
El 85% de su población vive de la agricultura y la ganadería, a pesar de que la mayor parte del territorio es desértico o semidesértico y es altamente vulnerable al cambio climático, siendo esta una tendencia que se va a agravar en el futuro.
Todo esto impide el acceso a los alimentos básicos, al agua y a la salud y sitúa a Malí en el puesto 188 del total de 191 países en el Índice de Desarrollo Humano de la ONU (2024, UNDP). Según los datos del PNUD, más de la mitad de la población vive por debajo de la línea de la pobreza y las tasas de desnutrición aguda de la población infantil es de 10-15% (ECHO). Además, el país tiene uno de los índices de desigualdad de género más altos del mundo, 176 de 187 puestos.
En este contexto, en la región de Kayes, cientos de personas, especialmente mujeres y jóvenes, lograron mejorar sus medios de vida y fortalecer la cohesión social en sus comunidades, a pesar de los obstáculos y brechas existentes, gracias al convenio “Mejora de la inserción socioeconómica de las mujeres y los jóvenes en el sector de la economía rural afectado por las crisis alimentaria, económica y social”, financiado por la AECID e implementado por Movimiento por la Paz -MPDL-.
Uno de los ejemplos más inspiradores se encuentra en el pueblo de Bagamabougou. Antes del proyecto, existía un conflicto intracomunitario debido a la práctica de la esclavitud por ascendencia, familias enteras que deben dedicar su vida al servicio de los hogares más pudientes solo porque era el rol que ocupaban sus antecesores, sin acceso a un salario ni a derecho alguno. Las personas consideradas “esclavas” eran privadas de servicios básicos como educación, salud o acceso al agua, y sufrían abusos y exclusión social. Este fenómeno incluso obstaculizaba la labor de las ONG, que nos regimos por principios humanitarios de imparcialidad y neutralidad: los llamados “amos” rechazaban que las personas consideradas “esclavas” se beneficiaran de las acciones de desarrollo. A través de campañas de sensibilización y trabajo comunitario, impulsadas por MPDL, con el apoyo de los comités locales y los servicios de desarrollo social, se logró restaurar la convivencia, la igualdad y la participación de todas las personas, especialmente de las mujeres.
“Hoy, todas las mujeres de este pueblo, antes dividido por conflictos, participan en igualdad en las acciones de desarrollo y trabajan juntas por su propio bienestar”, destaca Broulaye Dembele, coordinador local del MPDL en la región.
El impacto en números
El proyecto, que también busca fortalecer el tejido socioeconómico local y promover el desarrollo sostenible, ha impulsado actividades como la ganadería, la horticultura, la avicultura, la formación en emprendimiento y la creación de cooperativas que benefician al conjunto de la comunidad sin distinción de género o estatus social.
Hasta ahora, 520 mujeres han recibido formación en técnicas en bancos de cereales, 200 jóvenes se han capacitado en ganadería y avicultura, y 300 mujeres desarrollan actividades generadoras de ingresos como la producción de pasta, cacahuete y transformación de maíz. Además, se han creado 30 cooperativas simplificadas, contribuyendo a la resiliencia económica y al desarrollo humano sostenible en la región.
Esta iniciativa demuestra la fuerza de la colaboración entre la Cooperación Española, las autoridades locales, las comunidades de Kayes y el MPDL, que trabajan conjuntamente en torno a la construcción de paz. Porque la paz es mucho más que la ausencia de guerra.