Migrar es un derecho, la acogida digna es una obligación

En el marco del 18 de diciembre, Día Internacional de las Personas Migrantes, desde el Movimiento por la Paz -MPDL- subrayamos la urgencia de garantizar los derechos humanos, la dignidad y la seguridad de quienes migran, con especial atención a las mujeres, a las niñas y niños, y a los grupos históricamente vulnerabilizados.

A escala global, migrar continúa siendo, para demasiadas personas, una travesía mortal. Solo en 2024, más de 8.900 personas perdieron la vida en movimiento en todo el mundo, 2.452 de ellas en el Mediterráneo, según la Organización Internacional para las Migraciones. Detrás de estas cifras hay vidas truncadas que evidencian el coste humano de políticas que, en la práctica, asumen como aceptable la muerte en las fronteras.

Este escenario se inserta en un contexto internacional marcado por la consolidación de marcos normativos y acuerdos que priorizan el control sobre la protección. El Pacto Europeo de Migración y Asilo y la reciente aprobación del Reglamento de Retorno refuerzan la tendencia a normas que dificultan el acceso efectivo al derecho de asilo, la externalización de fronteras y la responsabilidad en materia de Derechos Humanos.

A ello se suma el avance, dentro y fuera de Europa, de discursos políticos que instrumentalizan el racismo y la xenofobia, condicionando las agendas públicas hacia el recorte de derechos y la criminalización de las personas migrantes.

Frente a esta tendencia, España ha dado algunos pasos en sentido contrario, como la reforma del Reglamento de Extranjería y el debate abierto sobre una posible regularización extraordinaria para personas en situación administrativa irregular. Aunque insuficientes, estas medidas muestran que existen alternativas viables basadas en derechos, igualdad y cohesión social.

Por ello, destacamos:

  • La migración como derecho humano. Reivindicamos el derecho a migrar y a no migrar, y exigimos que las políticas públicas se construyan desde la centralidad de la persona, no desde la lógica del control y la criminalización.
  • La obligación de garantizar los derechos humanos de las personas migrantes. Reclamamos que, en la implementación del Pacto Europeo de Migración y Asilo, se respeten los más altos estándares de derechos humanos.
  • El rechazo al Reglamento de Retorno. Debilita las garantías del proceso de asilo y facilita expulsiones a países sin vínculo con la persona migrante.
  • La creación de vías legales y seguras. Corredores humanitarios, programas de reasentamiento y mecanismos de movilidad laboral y formativa.
  • La aprobación de una regularización extraordinaria en España. Que reduzca la vulnerabilidad y fortalezca la cohesión social.
  • El acceso efectivo a todos los derechos. Sanidad, educación, vivienda, trabajo digno y protección frente a la violencia, sin discriminación administrativa.
  • La dignificación del trabajo en las cadenas globales de cuidados. Garantizar derechos laborales y erradicar la explotación de las mujeres migrantes.
  • La erradicación de la trata de personas y de las violencias de género. Sistemas de protección con recursos suficientes y perspectiva interseccional.
  • Mecanismos de protección para mujeres, niñas, niños y personas LGTBIQ+. Su protección debe ser prioritaria.
  • Denuncia segura para personas extranjeras. El derecho administrativo nunca debe estar por encima del derecho penal.

Hacemos un llamamiento a:

  • Humanizar las políticas migratorias. Basarlas en derechos humanos, justicia social y solidaridad.
  • Ejercer responsabilidad política en el discurso público. Evitar el uso de la migración como arma política y combatir los bulos.
  • Reconocer el aporte de las personas migrantes. Enriquecen cultural, social y económicamente a las sociedades.
  • Promover la participación activa de las personas migrantes. En el diseño y evaluación de las políticas migratorias.
  • Reforzar el apoyo a las organizaciones sociales. Garantizar recursos estables y proteger a quienes defienden derechos humanos.
  • Combatir el racismo y la xenofobia. Defender la igualdad, la diversidad y la vida.

Nuestro compromiso global

Desde el Movimiento por la Paz –MPDL– defendemos los derechos de las personas migrantes desde hace más de 40 años, combinando intervención directa, sensibilización social, trabajo comunitario e incidencia política en España y en 11 países de África, América Latina y Oriente Próximo.