Hacia la paz en Ucrania

Hacia la paz en Ucrania

Desde que se inició el conflicto en febrero de 2022, en el Movimiento por la Paz -MPDL- rechazamos y condenamos el ataque de Rusia a un Estado soberano como es Ucrania, lo que suponía una quiebra de la legalidad internacional y la imposición de la ley del más fuerte en las relaciones entre los pueblos, la fuerza de las armas. Por Manuel de la Rocha Rubí, Presidente del Movimiento por la Paz -MPDL-.


La invasión de Rusia

Desde el inicio de la invasión de Ucrania, reclamamos, junto a otras muchas entidades pacifistas, que la comunidad internacional adoptara las medidas necesarias para un proceso de paz en el que la ONU tuviera un papel protagonista promoviendo una Conferencia de Paz, en el que participara la Unión Europea para garantizar la seguridad compartida de toda Europa, desde el Atlántico hasta los Urales, por tanto, Rusia incluida.

La guerra ha traído decenas de miles de personas muertas, civiles y soldados, la destrucción masiva de infraestructuras, desabastecimiento, crisis energética y alimentaria a nivel global y una de las mayores crisis humanitarias en Europa de las últimas décadas. Tres años después, el orden internacional basado en normas está siendo desafiado por una lógica de política de poder, que es mucho más injusta, impredecible y propensa al conflicto.

Estados Unidos

La propuesta de la Administración Trump resulta muy contradictoria. Por una parte, atribuye a Ucrania la responsabilidad de la guerra, asumiendo los argumentos de Vladimir Putin, pero es obvio que Ucrania no inició la guerra, sino que fue Rusia quien invadió militarmente Ucrania en febrero de 2022, tras haberse anexionado Crimea en 2014.

Pero, además, parece claro que el objetivo del presidente de EEUU es volver a atribuir a la Rusia de Putin la condición de gran potencia, con un reparto de áreas de influencia, reconociéndole todo aquello que buscaba con esta guerra: que pasen definitivamente a Rusia amplios territorios de Ucrania, situar a este país en la zona de influencia de Putin y ajena a la seguridad global de Europa, y excluir a la UE de cualquier propuesta de paz, buscando debilitarla y rompiendo la condición de aliados. Tal como recientemente ha indicado el periodista Enric Juliana, esta posición de Donald Trump significa el final de una larga época de acuerdos transatlánticos: 1945-2025.

Europa

La UE tuvo un papel fundamental en la acogida de personas refugiadas ucranianas. Ha sido, a su vez, el principal aportador de fondos a Ucrania en esta crisis derivada de la invasión rusa, en armamento y financiación. Debe seguir apoyando a Ucrania y facilitar su incorporación a la Unión Europea, garantizando la plenitud democrática en ese país, una vez termine la guerra. Y debe ser el garante de la seguridad de Ucrania, si Estados Unidos renuncia a esa función, pero buscando el entendimiento con Rusia, difícil y hoy muy poco creíble ante la experiencia de la actuación imperial y expansionista de Vladimir Putin. Cualquier acuerdo en el que la UE quede fuera puede tener efectos muy negativos para la región, enviando, además, el mensaje de que la fuerza militar predomina sobre la diplomacia.

Hacia la paz en Ucrania

Los pasos los hemos expuesto varias veces a lo largo de estos tres años. Una Conferencia de Paz liderada por Naciones Unidas, en la que tengan un papel central Ucrania y Rusia y con la participación de la UE y de Estados Unidos. Esa conferencia debe llevar a lo que se viene llamando una Paz Justa, una paz en la que ambos bando deben ceder en algunos puntos de sus posiciones, pero en la que se garanticen varias cuestiones claves: la soberanía de Ucrania, su seguridad frente a cualquier ataque o invasión futura, las responsabilidades y compromisos para su reconstrucción, con vuelta de los millones de ucranianos que han tenido que huir a terceros países; y la seguridad compartida y mutua de la UE y otros países de Europa y de Rusia. Ésta tiene que garantizar la seguridad de Europa, y Europa y los Estados Unidos deben a su vez garantizar la seguridad de Rusia. Implica el intento de volver al modelo de la OSCE (Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa), con la asunción de esta política de seguridad compartida.

Ello centra mucho el debate en si Ucrania debe entrar o no en la OTAN. En mi opinión, que hemos defendido a lo largo del conflicto, lo importante no es que Ucrania entre en la OTAN, ahora debilitada por la posición de EEUU, sino cómo se garantiza la seguridad de Ucrania y la de Rusia, y en este sentido la ampliación de la OTAN hasta las fronteras de Rusia siempre ha sido entendida por ésta como una amenaza.

Valoramos positivamente que se pueda iniciar un proceso que lleve a una paz en Ucrania y en toda la zona. Pero, como hemos insistido siempre desde el Movimiento por la Paz, la paz no es solamente la ausencia de guerra, sino que una paz positiva debe incluir todas aquellas cuestiones que afectan a la seguridad compartida y a la reconstrucción de Ucrania.

No cesaremos de repetir que la paz es la única solución: el diálogo, la diplomacia, el objetivo de la paz siempre en el horizonte. Debemos seguir enraizando en nuestras sociedades la cultura de la paz, comprobado una y mil veces que es la única forma posible que permite a las personas una vida digna y pacífica.