Manifiesto 25N , Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
Negacionismo de la violencia de género: una amenaza para la igualdad, la verdad y la paz
En este 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, alzamos la voz frente a una nueva y peligrosa forma de violencia: el negacionismo de la violencia de género. Este fenómeno no solo niega la existencia de una de las violaciones de derechos humanos más extendidas y persistentes del mundo, sino que también deslegitima los avances y los derechos conquistados por generaciones de mujeres.
La violencia de género es una realidad global y estructural que adopta múltiples formas y afecta de manera desproporcionada a mujeres y niñas del Sur Global, mujeres migrantes, racializadas, con discapacidad, LBTIQ+ y defensoras de derechos humanos. En muchos países, estas violencias se agravan en contextos de guerra, crisis humanitaria, extractivismo o regímenes autoritarios, donde el patriarcado opera junto a otras opresiones como el racismo, el colonialismo y el capitalismo.
Hoy, los discursos negacionistas se difunden con fuerza, especialmente entre la juventud, a través de redes sociales y plataformas digitales donde se propagan informaciones falsas, manipuladas y violentas contra el feminismo y contra todas las personas y movimientos que defienden la igualdad. Estas narrativas distorsionadas, carentes de base científica o estadística, intentan imponer una visión del mundo que perpetúa los privilegios del patriarcado y silencia las voces de las mujeres. Los movimientos violentos liderados por estructuras de extrema derecha utilizan argumentos basados en datos falsos, creando bulos para imponer su ideología e incitar a ejercer la violencia a todas las personas que les siguen.
Mientras tanto, los datos son incontestables: desde 2003, 1.328 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en España, y 65 menores han sido víctimas mortales de esta violencia desde 2013. Según ONU Mujeres, en el mundo, cada 10 minutos una mujer es asesinada y una de cada tres sufre violencia a lo largo de su vida. Y, sin embargo, solo 2 de cada 100 noticias hablan de violencias machistas. La invisibilización mediática se une así al negacionismo digital, generando un terreno fértil para la desinformación y la impunidad.
El Proyecto Mundial de Monitoreo de Medios, respaldado por ONU Mujeres, revela que las mujeres solo representan el 26% de las personas que aparecen como tema o fuente en las noticias, un dato que muestra la desigual representación y el silenciamiento sistemático de las voces femeninas. Esta ausencia de referentes refuerza los discursos falsos y reduce la conciencia social sobre una realidad que nos atraviesa a todas.
Esta invisibilización mediática se suma la censura o criminalización que sufren las defensoras de derechos humanos en todo el mundo, donde mujeres activistas enfrentan amenazas, persecución y asesinatos por denunciar violencias patriarcales, racistas, climáticas y coloniales. Estas agresiones no son hechos aislados, sino parte de una ofensiva global que busca silenciar los feminismos precisamente por su potencial transformador de las estructuras de poder.
Mientras los datos oficiales muestran un preocupante aumento de la violencia contra las infancias y adolescencias—especialmente hacia las niñas y jóvenes—, los movimientos negacionistas manipulan la información para sembrar la duda y el enfrentamiento social. Detrás de estos discursos se esconden estructuras de poder dominadas por intereses políticos, económicos y patriarcales que temen perder los privilegios que históricamente les ha otorgado el sistema.
Además, la ola negacionista también se nutre de redes internacionales de extrema derecha y movimientos ultraconservadores que promueven discursos de odio, manipulan narrativas y atacan los derechos sexuales y reproductivos en múltiples países.
Frente a los discursos de odio, verdad y justicia
Frente a la manipulación, respondemos con datos, con relatos reales, con las voces de las mujeres que han sobrevivido. La violencia machista es un problema estructural, global y urgente. Solo desde la verdad, la reparación y la empatía podremos construir sociedades libres de violencia y de miedo. Y frente a estas ofensivas transnacionales, construimos alianzas que cruzan fronteras, reconociendo que la lucha por una vida libre de violencias es también una lucha por la justicia global, la sostenibilidad del planeta y la dignidad de todos los cuerpos y territorios. Y lo hacemos con las propuestas que nos llegan desde los feminismos diversos, comunitarios, campesinos, religiosos y ecofeministas que priorizan agendas de cuidados y corresponsabilidad social con todos los seres que habitan el planeta.
Es necesario que los medios de comunicación, las instituciones y la ciudadanía se comprometan a abordar la violencia de género de manera objetiva, científica y humana, dando espacio a quienes la sufren y erradicando las mentiras que buscan desacreditar sus testimonios. Debemos crear y fortalecer canales de comunicación veraces y seguros, donde las mujeres puedan narrar sus experiencias sin temor a represalias, donde la información rigurosa y contrastada sea la herramienta para desmontar el negacionismo.
Desde el Movimiento por la Paz -MPDL-, reafirmamos nuestro compromiso con la defensa de los derechos humanos, la igualdad y la justicia social. Lo hacemos promoviendo una Cultura de Paz basada en un enfoque feminista, interseccional y de derechos humanos. Y respaldamos a las mujeres, jóvenes y organizaciones que cada día, desde lo cotidiano, construyen convivencia, previenen las violencias y sostienen la defensa de la vida, la igualdad y la paz frente a estas ofensivas.
Nuestro trabajo se sustenta en datos contrastados, en la observación directa y en la experiencia de nuestros programas, que nos permiten ser testigos y altavoces de la realidad que viven las mujeres víctimas de violencias machistas. Nuestra fuerza está en la palabra, en la acción no violenta y en la incidencia política y social.
Exigimos el fortalecimiento de las políticas públicas y la financiación estable de las organizaciones feministas, así como la promoción de una educación en igualdad y buen trato que prevenga el negacionismo y las violencias desde la infancia.
Seguiremos utilizando nuestros canales de difusión para visibilizar la verdad, amplificar las voces de las mujeres y exigir políticas públicas comprometidas con la erradicación de todas las formas de violencia de género.
Porque sin nosotras no habrá paz.
