"Quiero vivir la vida en mis propios términos"
Zahraa y Malak viven en Líbano, en la ciudad de Baalbek. Son mujeres con discapacidad y agentes activos de cambio en sus comunidades. Forman parte de los programas que el Movimiento por la Paz -MPDL- en Líbano lleva a cabo para apoyar a personas en situación de vulnerabilidad, poniendo especial énfasis en mujeres y niñas con discapacidad.
Las mujeres con discapacidad en Líbano se enfrentan a diversas formas de violencia, agravadas por la discriminación de género, lo que limita su participación en la sociedad. Estas violencias tienen sus raíces en barreras estructurales y prácticas discriminatorias muy arraigadas. Las leyes y políticas a menudo no protegen adecuadamente sus derechos y carecen de mecanismos de aplicación efectivos. Los entornos físicos, incluidos espacios públicos, transporte y edificios, son a menudo inaccesibles, lo que limita su movilidad y su participación en la sociedad. La falta de formatos accesibles de información y comunicación, como interpretación en lengua de signos y material en braille, les impide acceder a información y servicios esenciales. El estigma social y los estereotipos negativos sobre la discapacidad contribuyen a su marginación y vulnerabilidad ante la violencia. Además, la escasez de datos sobre las violencias machistas dificulta el desarrollo de estrategias eficaces de prevención y respuesta. A esto se suma el impacto directo de la crisis económica, la inestabilidad política y el conflicto en Líbano y en la región. "Quiero vivir la vida en mis propios términos, sin esperar a que la familia o amistades me echen una mano", subraya Zahraa, una mujer con discapacidad que, junto a su hermana, vive en Baalbek. Sin el apoyo de su familia, y con el impacto de la guerra en su comunidad, los sueños de independencia y autonomía de Zahraa se volvieron inciertos. Ante la falta de respaldo de su entorno cercano y la pérdida de su trabajo por la guerra, Zahraa se dio cuenta de que necesitaba un cambio para ella y su hermana. "A las mujeres como yo", destaca por su parte Malak, "les aconsejo que no se sientan nunca obligadas a casarse con alguien a quien no elijan o amen”. Malak sufrió violencia de género por parte de su marido y padre de sus hijas. Las mujeres con discapacidad tienen más probabilidades de sufrir abusos físicos, emocionales y sexuales en sus hogares, así como mayor riesgo de agresiones sexuales,explotación y matrimonios forzados. Mientras Malak se enfrentaba a los retos de la maternidad en solitario tras una relación de violencia de género y Zahra se enfrentaba a la incertidumbre tras el impacto de la guerra en su vida y la de su hermana, ambas retomaron las riendas de sus vidas y buscaron apoyo fuera, en este caso en la ONG Movimiento por la Paz en Líbano, donde empezaron a formar parte de uno de sus programas, llevado a cabo junto a la asociación Unión Libanesa de Personas con Discapacidad Física (LUPD). "Mi experiencia ha sido significativa y beneficiosa", cuenta Zahraa. Este trabajo conjunto tiene un enfoque integral de apoyo a las personas en situación de vulnerabilidad, con especial énfasis en las mujeres y niñas con discapacidad. Las intervenciones se realizan en dos áreas clave: el abordaje de la violencia de género y la cobertura de las necesidades básicas. Este enfoque polifacético combina el apoyo directo con los esfuerzos para abordar las causas profundas y las consecuencias de la violencia de género, con el objetivo último de promover el empoderamiento y la protección a mujeres y niñas en situación de vulnerabilidad con discapacidades. Hoy Malak ha cambiado, "Ya no tengo miedo", subraya. "Mi único objetivo ahora es cuidar de mis hijas", todo un desafío diario por la movilidad limitada de sus manos. Para ello, tal y como ella misma destaca: “Tu educación es tu mejor arma". Malak, se ha capacitado a través de talleres y sesiones de formación y está descubriendo nuevas habilidades, especialmente en la cocina, una pasión que había abandonado durante mucho tiempo. La resiliencia y decisión de ambas mujeres ha sido central para su propio empoderamiento y el impacto que están teniendo en su entorno. Es importante destacar cómo la lucha colectiva y el papel de las mujeres con discapacidad es fundamental en la sostenibilidad de la vida y los cuidados, no sólo como receptoras de éstos, sino también como proveedoras de cuidados y como agentes activos de cambio en sus comunidades.