Marruecos - Situación del país

Por su situación geográfica, Marruecos es una encrucijada. Es a la vez un país magrebí, árabe, bereber, musulmán, saharaui, africano, mediterráneo y oceánico conectado a Europa. Además, la sociedad marroquí se caracteriza por su heterogeneidad étnica y lingüística.


En términos generales, los indicadores socioeconómicos son todavía desfavorables para la mayoría de la población. Las tasas de analfabetismo femenino continúan siendo elevadas, situándose en el  50,8% en zonas urbanas y superiores al 65% en zonas rurales. Las dificultades de acceso al empleo y la ausencia de oportunidades vitales se ceban especialmente con la juventud.

El Índice de Desarrollo Humano de Marruecos es de 0,628 para 2014, ocupando el puesto 126 de un total de 188 países, lo que le convierte en un país de desarrollo medio-bajo, según la calificación del PNUD.

La llamada Primavera Árabe

Entre noviembre de 2010 y junio de 2011, se activaron en Oriente Medio y el norte de África un conjunto de movimientos y revueltas sociales conocidas como “La Primavera Árabe”, una metáfora del despertar social que aparece asociado a procesos de transición.

Ante las presiones sociales, el rey Mohamed VI impulsó una reforma constitucional, votada en referéndum el 29 de julio de 2011, en la que se codificaron los derechos y libertades fundamentales, así como el reforzamiento del poder ejecutivo y la independencia de lo judicial,  incorporando, además, mecanismos de participación ciudadana en la gestión pública.

No obstante, aunque todo indica que se están sentando las bases para una mayor democratización y apertura de los espacios de expresión, a día de hoy no existe una correlación entre el corpus legislativo, encaminado a promover la participación social y la igualdad de oportunidades, y la realidad cotidiana de la ciudadanía.

Limitaciones a los derechos de la mujer

Pese a los logros alcanzados, las mujeres se enfrentan a numerosas limitaciones a la hora de ejercer sus derechos. El peso de la tradición, la debilidad de las estructuras sociales o las discriminaciones respecto al acceso a los recursos son algunos de los factores que dificultan el desarrollo y la participación de las mujeres tanto en el ámbito público, como en el privado. La presencia de jóvenes en las instancias de representación y de toma de decisiones también es escasa y las pocas iniciativas que se han llevado a cabo para fomentar su participación no están funcionando.

Todo ello supone un obstáculo para el desarrollo de la sociedad marroquí y la consolidación del proceso de democratización y del Estado de Derecho.

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