"Es muy importante que en las comunidades se discuta libremente sobre la mutilación."

Entrevista a Siaka Traoré, coordinador de la ONG maliense Sini Sanuman, sobre la mutilación genital femenina.


Según usted, ¿por qué la mutilación genital femenina/escisión persista todavía hoy en la sociedad maliense?

En primer lugar esto ocurre porque la sociedad maliense no tiene interiorizado el significado de los derechos de las personas y de las libertades fundamentales. Son muy frecuentemente la religión, la tradición y las costumbres las que regulan los comportamientos. El acceso a información de calidad sobre la práctica de la escisión es por lo general muy limitado cuando no inexistente en la sociedad rural. La ausencia de una ley específica contra la escisión limita la eficacia de los esfuerzos realizados por el gobierno y la sociedad civil.

¿Quién toma generalmente la decisión de mutilar a las niñas en Mali? ¿Cuál es el rol de las escisoras tradicionales?

En general son las abuelas, las tías y las madres las que toman la decisión de mutilar a las niñas. Son ellas las que llevan las niñas a las escisoras y las que organizan la ceremonia. En cuanto a la escisión propiamente dicha, ésta es realizad por dichas escisoras, que existen en todos los pueblos y que son conocidas de toda la comunidad.

¿Cuál es por tanto el rol de los hombres?

Cuando la decisión es tomada por las mujeres, ésta es comunicada al padre. Su rol se limita a hacerse cargo de los gastos asociados a la ceremonia (alimentación, medicamentos, entre otros). Pero los hombres no participan directamente en las ceremonias y casi todos, por no decir todos, consideran que la escisión es un asunto de mujeres. En muchos casos ni siquiera saben en qué consiste concretamente la escisión.

A veces ocurre que los hombres sí tienen una opinión y que hay disenso entre el padre y la madre sobre la oportunidad o no de someter a la niña a la escisión. Generalmente cuando esto pasa, las mujeres con más edad del hogar llevan a la niña a la escisora sin consultar a los padres. Esto no es chocante en una sociedad como la maliense donde la autoridad de una persona está ligada a su edad.

En Malí los jefes tradicionales de las comunidades son los que deciden en caso de conflicto. Si se producen este tipo de diferencias en torno a la escisión de una niña, ¿cuál suele ser la toma de posición de estos jefes?

Los jefes tradicionales en Mali se consideran a sí mismos como garantes de la tradición. Así, casi siempre tomarán partido a favor de la escisión de la niña. Hay que tener en cuenta que una gran cantidad de prejuicios apuntalan la persistencia de de la mutilación: se dice que comer algo cocinado por una mujer no mutilada es comer suciedad; que tener relaciones con una mujer no mutilada convierte al hombre en impotente; que si durante el parto la cabeza del recién nacido toca el clítoris de la madre esto le puede producir la muerte. Figúrese el impacto negativo de esta última creencia que, además de estigmatizar a las mujeres no mutiladas, confunde a las poblaciones sobre las causas de la mortalidad infantil, que es un problema mayor en Malí.

¿Cuál es la posición de los jefes religiosos?

Entre los jefes religiosos hay menos unanimidad: algunos de ellos están claramente a favor de la mutilación porque ésta no está recogida en el Corán. Pero otros la justifican porque Abraham habría mutilado a sus niñas. Así, los jefes religiosos en contra de la escisión pueden desempeñar un rol muy importante para vencer las resistencias de la población de más edad.

Ha mencionado usted que la existencia de una ley contra la escisión en Malí podría ayudar a luchar contra la práctica. ¿En qué sentido?

Tal ley permitiría ante todo disponer de un marco legal para proteger a las niñas. En términos prácticos, la ley sería muy útil porque, si bien la mayoría de los malienses apoyan la escisión, existen personas que no quieren mutilar a sus hijas. Como hemos visto, si esto ocurre es muy probable que las niñas sean llevadas a la escisora por las mujeres más mayores de la casa sin permiso de sus padres. En ausencia de una ley los padres no pueden denunciar a estas personas ante la policía, quedando este comportamiento impune. Además esta da un marco legal a las organizaciones que trabajan contra la escisión.

¿Cuál es la razón por la que esta ley no se aprueba a diferencia de lo que ocurre en otros países de la región, tales como Togo, Burkina Faso o Mauritania?

Existe una falta de voluntad política: los decisores políticos saben que la gran mayoría de la población maliense apoya la mutilación y que, por tanto, la aprobación de una Ley sería impopular y afectaría a sus expectativas electorales. ¡Pero el gobierno tiene la obligación de proteger a las niñas!

Pero Malí cuenta con un Programa Nacional de Lucha contra la Escisión…

Sí, pero en ausencia de un marco legal dicho programa se queda muy cojo. Es por ello que muchas organizaciones de la sociedad nos hemos movilizado para exigir al gobierno la aprobación de esta ley. Soy presidente del Pacto contra la Escisión que agrupa a 48 asociaciones de la sociedad civil maliense contra la escisión, y cuya reivindicación principal es la adopción de esta ley.

En este contexto que usted describe parece francamente complicado imaginar  cómo convencer a la población para parar la mutilación. ¿Cuál es la estrategia de su organización?

Nuestra estrategia está basada principalmente en la comunicación y tiene como objetivo desencadenar un debate a nivel de cada comunidad, aportando informaciones sobre la mutilación a las que las comunidades no habían tenido acceso nunca. Nosotros no abordamos directamente el asunto de la mutilación genital en un primer momento, sino a través de reflexiones sobre otras prácticas existentes en las comunidades y consideradas perjudiciales. Con esto conseguimos crear un clima de confianza entre la población que permite abordar poco a poco el tema de la escisión. Para SINI SANUMAN es muy importante que salgan a la luz los puntos de vista de las poblaciones y que en las comunidades se debata sobre ellos de manera franca y sin tapujos, para poder rebatir los posibles prejuicios y falsas informaciones y que sean las propias comunidades las que tomen la decisión de abandonar.

¿Piensa usted que ha habido avances en lo que respecta a la lucha contra la escisión en Malí? ¿De qué tipo?

Ha habido en Malí luchas muy relevantes desde los tiempos de la célebre Aoua Keita (1912–1980), figura del independentismo, del sindicalismo y del feminismo en Malí. Dichas luchas han contribuido a cambiar la percepción social de la escisión.

También  ha habido una cierta apertura por parte de algunos actores a hablar libremente de la escisión: los medios de comunicación hablan del tema y algunos líderes religiosos predican que la práctica no es recomendada en el Corán. Igualmente algunos pueblos y otras personas han abandonado la práctica gracias a las acciones de información y comunicación a través de la firma del Pacto contra la Escisión. En algunos casos se han producido ceremonias de abandono colectivo de la escisión.

Un análisis de la realidad de la mutilación en Malí nos permite concluir que ha habido avances: en 2002 la tasa de prevalencia de la mutilación era del 91%, mientras que en el 2006 era de 85%.

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